Hacerse con una piscina es elegir un nuevo modo de vida.

Transforma nuestro ocio y la manera que tenemos de reunirnos con familia y amigos. Una vez implementamos una piscina en nuestro jardín es posible que no tardemos en colocar nuevos dispositivos de diferentes materiales a su alrededor.

De todas las posibilidades que ofrece el poolscaping, o “paisajismo de piscina” como llamaríamos en su traducción literal, hoy queremos centrarnos en la vertiente vegetal.

Sembrando alrededor de la piscina

Antes de plantar alrededor de la piscina hay que estudiar cuáles son las dificultades que entraña, y, de paso, despejar algunas de las típicas preocupaciones.

No tenemos que preocuparnos por el daño del agua clorada que salpica desde el borde de la piscina. Es más, podemos regar las plantas con el agua de la piscina, salvando unas pocas excepciones que son más vulnerables al químico, como es el caso del aguacate.

Otra preocupación típica son los restos de árboles y plantas que pueden afear la superficie acuática de nuestra piscina. No tendremos mayor problema si plantamos los arbustos bajos a unos dos metros de separación del borde de la piscina, y evitamos tanto los árboles caducifolios como los que suelten espinas o piñas. Asumiendo que somos usuarios cuidadosos que vigilan con regularidad la piscina y sus componentes, claro.

Por último solo nos queda revisar las necesidades de cada planta antes de hacernos con las semillas. Al ser plantadas en torno a la piscina, se da por hecho que van a recibir una alta cantidad de luz solar y cierta humedad proveniente de los salpicones, por lo que tendremos que elegir plantas resistentes al sol y la humedad.

Algunas plantas buenas

El Aloe, Agave y la Yuca son tres de las especies que más proliferan en jardines con piscina. Estas plantas deben parte de su popularidad a su alta tolerancia al sol intenso y el escaso mantenimiento que necesitan

Las pequeñas palmeras y cícadas son capaces de otorgarle un matiz tropical a nuestros baños en el jardín. Aunque debemos estudiar bien sus características, ya que algunas pueden ser tóxicas si son ingeridas por animales o humanos, como es el caso de la palmera japonesa “cycas revoluta”.

Los cactus son una forma de vida que irradia simpatía. Aunque tendremos que tener cuidado de que nuestros allegados más curiosos no se tomen más libertades de las que la planta les permita. Las Opuntias y Echinocactus americanos pueden darle a tu jardín el aspecto singular que buscas.

Otros árboles con reducida cantidad de desechos por hojas pueden ser el Palmito, el Olivo africano, el Dividivi o el Lentisco.

En tamaños más manejables tenemos arbustos como la Cauquelinia Californica, el Laurel de montaña, las Daleas, las Calliandras, o si lo que queremos es que nuestro jardín reciba la visita de las mariposas, las Budelias.